Resistencia en el flanco débil

enero 27, 2009

La Biblioteca Von Krolock




No te diré que no añoro

El invierno

Su mar de hielo y nieve ingobernables

La piedra helada y desnuda

En las paredes

De imposible arquitectura

Rezumando humedad gótica

Y el fuego encendido a todas horas

Alimentándose de una leña más vieja que la propia vida;

Preternatural



La última vez que la luz

Del sol

Me quemó la cara

Verdún era una balsa de muerte

Hoy la oscuridad ha invadido el día

Noche eterna para todos

Llueve

En todo momento llueve

La piel de los Replicantes exuda una ligerísima

Fragancia a rebotica con la lluvia



Tengo todo el tiempo del mundo

Para leer

Y hace décadas que no compro libros

Pueden aún encontrarse en el mercado negro

Únicamente releo

Peor que sentirse viejo es saber

Que no habrá tiempo para llegar a muerto

Hace tiempo que todo se impregnó de la acre peste

Del déjà vu

Me sé de memoria todas las páginas

Conozco todas las miradas

Incluida la tuya.



Así que no temas

Sólo será un poco de tu sangre

Lo justo para hacerte mía...

enero 26, 2009

Alégrame el día...





REFLEJOS SOBRE UNA SMITH & WESSON CROMADA



Me cago en la poesía colibrí
Droga blanda manufacturada para hipoglucémicos
&
Me cago en sus editores/camello
Accionistas mayoritarios de Azúcares d’España! (S.A)
&
Me cago en los productores/apicultores de versos (jamás “poetas”)
Del tipo: “amor, amor... ¿dónde te has ido?”
“te aguardo melancólica y núbil en el lago desolado de mis sentimientos”
&
“leyendo novelas de Danielle Steele y del Highlander travieso” (Yum!, Yum!)




Nietzsche hizo filosofía con el martillo antes de dejarse en el intento
la chaveta y un mostacho de invierno nuclear
&
Yo vengo dispuesto a impartir “poética” con la parabellum
Hostias a diestro y siniestro
&
Partirme la cara, si hace falta, con el próximo tiñalpa de diseño
Que pretenda enchufarme a Bécquer o Neruda en formato SMS
¿Cómo puede haber cretino nacido de hombre y mujer
que ose loar la innata belleza de una realidad que convive con Ana Rosa Quintana?
&
Que ensalce la vida, que cante al amor, que clame pasión...
¡Cuando no hay día que no te planten en los morros a la ínclita Obregón!



Habitamos un orbe mastuerzo y gañán,
Pestífero como una patada en los huevos
Pues sólo cuando te doblas sobre tus gónadas recién pisoteadas (una vez más)
Desciendes de “esa” manera al suelo
En el que siempre, sin excepción, te aguarda una caca de perro.




Esto es ser poeta en un mundo
En el que Antonio Gala sigue siendo súper ventas
Hedor a manos llenas...

enero 22, 2009

Melissa for President!





Pues bien, ya estamos en ello: Obama Presidente, y si queda alma en pie que todavía no se haya enterado del "EVENTO" ello sólo puede responder a que sea ciega, sorda y subnormal, las tres taras al tiempo... Bombardeo sin escrúpulos sobre la población civil. "Ondas" de destrucción masiva -que nadie combatirá en ninguna guerra, justa o injusta-. Repetición machacona de los mismos jodidos titulares, los mismas condenadas imágenes, los mismos malditos clichés y lugares comunes. En todos los canales y todos los medios la misma cháchara inmunda y manipulada... Si esto es la "Sociedad de la Información" paren aquí que me bajo... ¿Que no puedo? Cierto, cierto... Olvidaba que de cierto tiempo a esta parte volvemos a ser esclavos -nunca dejamos de serlo-. Microsiervos de la Información. No están demasiado lejos los días en los que el Tercer Mundo empiece a remontar tímidamente el vuelo porque el Primero se halle en plena agonía, bajo el yugo de su propio cepo mediático. Orwelliana sociedad de unívocos bienpensantes, solidos consumidores de vida tóxica, infectados del sida moral al tiempo que incubando el cáncer que fulminará toda la Medicina, fruto del insensato e insensible uso y abuso de la radiación inalámbrica y radiotelefónica.

El feto de Kubrick, epítome del superhombre nietzscheano, vendrá con un tumor definitivo y global debajo del brazo, sediento de sangre, histrión, apretados los dientes, encarnizado; como mandan los cánones de la locución del siglo 21: será el último boletín informativo de la Historia y cantará algo del siguiente estilo: "¡¿A que al final la hemos cagado, Fukuyama?!"...

Por suerte, el feisbuk sirve para algo de tanto en cuando, y los buenos de Juanma y Javi Esteban acaban de recordarme, para refocilo de mi entrepierna, cuánto y cómo me ponía, en lo físico y en lo profesional, aquella pedazo de pelirroja cantatriz: Melissa Auf Der Maur.




enero 19, 2009

Entre el Pozo y el Péndulo



El amigo Poe hizo mutis por el foro a los 40 tacos, a medio camino entre la locura y el delirio, enfermo de alcohol y soledad e, imagino, ascorizado de un mundo que lo trató a patadas. Un genio tan jodidamente desgraciado que al palmar redondeando la cifra de sus días, enero del 1809 a octubre del 49, celebra sus aniversarios de muerte y nacimiento el mismo año. Mataremos dos cuervos del mismo tiro. Total, los cuatro gatos negros que le rendimos tributo sabemos que no se le va a leer más por ser bicentenario...

Las efemérides de toda estirpe nos la ponen dura porque forman parte de esa suerte de (des)educación sentimental de magazín y tentetieso que poco a poco nos hemos ido dejando clavar en lo hondo de la retaguardia. Hoy, 200 años de Poe. En marzo lo serán de Larra. Seguro que si nos ponemos a escarbar terminarán por salirnos las cuentas de los 70 del alma culpable, en última instancia, del picnic aquél tan salao, allá por Chernobyl. Matemáticos de barra de bar y sabihondillos de sala de espera, siempre atentos al dato imbécil y la anécdota pusilánime.

Le damos al Tiempo la misma vida que a un chicle en nuestras cariadas ristras de dientes, nos lo pasamos por el forro del aquí y ahora mando yo, "carpe diem" y toda la hostia, cuando en realidad, tontos del haba, somos sus siervos. Él, nuestro Señor. Nuestro Enemigo... En menos que canta el gallo del alba te ha ensartado hasta la rabadilla en su derecho de pernada.

Cinco años escribiendo aquí. Es más de lo que durán muchas condenas. Comparto con los convictos el hábito de la indiferencia. Te acaban por dar igual ocho que ochenta. Igual venga quien venga. A darte palmaditas en la espalda. A llamarte hijo de puta. Tú estás en lo tuyo. Deshojar cada vez con más tino los segundos que separan tu vientre, atado al pozo, del filo agudísimo del último péndulo.


enero 08, 2009

Tristán e Isolda





Sin saber muy bien cómo demonios me volvía a encontrar otra vez en la calle, mucho más oscura y fría de lo que podría validar el más baqueteado de los tópicos, las once de la noche, helado y encogido hasta el tuétano, sólo le faltaba llover; eso sí hubiese sido el acabose. En efecto. De haberse puesto a llover todo habría acabado antes de empezar; enseguida se me hubiera arrugado la polla en lo hondo del orgullo, y me lo hubiese tragado, el orgullo y lo que fuese con tal de no caminar calada la osamenta en mitad de aquella noche de antárticos ademanes: hubiese subido, sí. Y le hubiese pedido perdón, sí. Aunque no considerase mía la culpa. Como tantas otras veces. O no.


Quién sabe si no hubiese acabado la jornada con un polvo de auténtica epifanía; los mejores, cuando justo tú sales de un estar a esto de estrellarle el mando a distancia en la cara y ella viene de un querer hacer tortilla de tus gónadas. Pero no llovió:


—Que te den por culo, loca... Estás como una puta cabra.


Un grado sobre cero en el luminoso de una farmacia cerrada, me alejé de allí maldiciendo el confuso día en que la genética decidió no hacerme marica. Todo había comenzado porque le dije que si no había cogido un par de quilitos buenos estas navidades. De ahí al infierno, pasando por el postre de la cena lanzado con insania y mala hostia contra la pared; el perro y los dos gatos poniéndose hasta el culo de tarta de queso. Mujeres... No se puede vivir sin ellas y no se puede vivir con ellas. Otro juego amañado.


A los diez minutos ya estaba exhausto, la chola congelada y las manos como brazos y piernas de click de famóvil, inarticulables y del todo monomando. Me metí en el primer café abierto. Resultó ser un garito que no conocía. Ambiente oscuro y fumador, no todo de tabaco, saltaba a la vista de mi tocha, que enseguida se puso a recordar tiempos mejores y pasados, en plan melancólico. Pedí uno doble de lo que fuese, lo dejé a discreción del barman, quien conocía bien su oficio, cabe reseñarlo, pues con apenas una ojeada a mi rostro cerúleo y demacrado indujo muy acertadamente que tres dedos de JB me vendrían al punto. A tu salud. Para adentro. Otro más...


Al tercero ya veía doble hasta con las gafas puestas, pero el calorcillo de por dentro de las entrañas y el negro abismo de tumefacción de por dentro del cerebro no tenían precio. La ataraxia del beodo. El único paraíso del que todas las Evas han huído... o eso dicen; hay también quien opina que fueron previamente lapidadas.


Trabé diálogo de besugos alcoholizados con el tipo de mi izquierda —¿fue la izquierda?—, con mucha pinta de llevar cocido ya varios días. Susurramos y tartajeamos de lo que se suele entre semejantes interlocutores, ambos dos inmersos en paralela coyuntura, huérfana de coyunda —permítaseme el chascarrillo fácil—. Es decir: un mucho de misoginia y otro poco de postración. Intercambiamos beodas y apenas inteligibles impresiones acerca de nuestras respectivas maldiciones en forma de locas arpías a un coño pegadas.


Para poder reproducir con fidelidad cuanto llegamos a decir de nuestras mujeres aquella noche necesitaría por un lado de una máquina de tiempo, ya que apenas recuerdo de la misa la mitad. Por el otro, claro está, contratar un buen abogado. Así que mejor no ahondar en aguas de dudosa potabilidad, de las que poco bueno y sí mucho dañino para los intestinos podríamos llegar a sacar en claro.


Baste decir que al tipo la suya lo había jodido bien. El drama de siempre. Él enamorado hasta las cachas y ella la mayor mentirosa que ha parido la Historia. Estas palabras sí las recuerdo con meridiana premura, no en vano trajeron de vuelta mi consciencia de las brumas etílicas de la cogorza: “La mayor mentirosa que ha parido la Historia”. "Historia" con mayúscula. Lo dijo. A estas alturas de Humanidad y a aquellas altas horas de semejante turca aquello era sin duda hilar muy fino. Conque algo de agua debía arrastrar el río...


Cuando el barman me levantó la cabeza de la barra para decirme que ahuecara el pobre desgraciado de la Mentirosa ya no estaba. Sólo estaba yo, de hecho, y por supuesto el barman, que me reclamaba la cuenta con asco en el gesto y contundencia en los empellones. Mientras él me vaciaba la visa yo pugné por reencontrarme con mi centro de gravedad... Fue entonces cuando la vi. Una carpeta. La carpeta de aquel desgraciado, pensé, pues se hallaba allí donde poco antes se hallaren —creo— sus brazos dormidos por la melopea. Me la llevé.


Dentro encontré dos puñales y una navaja, los tres de puño y letra, falta saber si los suyos. Lo más probable es que sí. Sendos planes de asesinato imperfecto y otro de suicidio. La realidad seguía girando en sentido inverso al de la rotación de cualquier sentido. Pensé en el tipo, a punto de la locura. Luego pensé en la tipa, su cuerpo sin vida en mitad de una acera. Pensé en la sangre derramada. Pensé en la soga, la sombra inerte de aquel infeliz colgano de ella, balanceándose, un péndulo que no ha de llegar ya a tiempo de nada. Intenté recordar el número de la policía... No hubo manera. De modo que terminé por pensar que al fin y al cabo aquella no era mi guerra.


Volví a casa después de tirar todo aquello a la basura. El árbol navideño seguía en pie y encendido, y estábamos ya a 13... no, 14 de enero. El gato insomne jugueteaba al toque toque de los felinos con las bolas de color oro. Me metí en la cama. Ninguno de los dos pidió perdón. Primero follamos. Después hicimos el amor. Una prórroga de sólo Satán sabe cuánto. Ninguno recuerda ya aquello que nos hizo sagrados. Gana la banca. La vida sigue estando en otro lado.


A esto se reduce todo: desgranar resignados esta cuenta atrás que ni siquiera nos reserva un esplendoroso estallido tras el cero.